viernes, 23 de marzo de 2018

Suicida: Asesino de Sueños

Por Erika Julieth Palacio Bedoya
Temática libre


Tomó el veneno que su madre usaba para las cucarachas, lo vertió en una copa de vino, lo bebió de un solo trago y se acostó hasta quedarse inconsciente.
Al día siguiente despertó como si nada, observó la copa rota en el piso y el primer sentimiento que tuvo fue decepción, pues al parecer el veneno no había logrado su cometido, entonces se levantó, y con la persistencia que caracteriza a todo chico de 18 años se dirigió a la cocina en busca de su segundo intento, allí encontró por sorpresa un anciano desconocido, su miraba era intrigante, pero reflejaba bondad y causaba en él una confianza difícil de explicar. Aquel anciano caminó hacia la puerta, el chico lo siguió por razones que hasta él mismo desconocía, caminaron juntos por varios minutos hasta llegar a la escuela donde creció, había niños corriendo por todas partes que le recordaron la alegría de su infancia, siguieron su camino para llegar al colegio, allí sentada en el parque estaba Margarita, su primer y único amor, recordarla le hizo olvidar de a poco los motivos de su sufrimiento. Después de media hora de camino se detuvieron justo en frente de la casa de sus abuelos, lugar donde escuchó las mejores historias y comió los más ricos pasteles, pensó en sus padres, guerreros incansables, en sus hermanitos que lo venían como un ejemplo, en su familia, en sus abrazos y en sus momentos de felicidad, en aquel momento se percató que los motivos para morir eran insignificantes al lado de las razones para seguir viviendo, se sintió tan cobarde e inútil que no pudo contener el llanto, corrió como nunca, quería remediar todos sus errores, pero al llegar a su habitación vio como su familia de luto lloraba sin consuelo alrededor de su cuerpo inerte tirado en la cama y la copa rota en el piso. No tuvo más remedio que llorar con ellos, aunque no lo vieran, no lloraba su muerte, lloraba porque se convirtió en un asesino: Mató el tesoro de sus padres, el héroe de sus hermanos y el amor de Margarita, pero lo que mas le dolía era haber asesinado aquel anciano bueno, su futuro hombre y sus propios sueños.

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