Temática libre
“En un país donde todos brotan de
la tierra, muchos creen que vienen del cielo”. Pensaba para sí un polvoriento
hongo antes de iniciar. Parado, estático, inamovible pero siempre circunspecto
ante las vicisitudes de la vida. – ¡Ya no nos extrañaran en verano!, seremos visibles
en esa época-. Vociferaba un rábano al que le importaba un pepino lo que decía
una alcachofa que se encontraba frente de él. Es lo que recordaba el hongo
cuando una tarde cualquiera de verano surgió cuando el lago se secaba lentamente.
El hongo recordaba esa imagen, fue como un renacimiento, todo el tiempo rodeado
de agua cenagosa y tierra, y por fin podría una luz que parecía la del sol, esa
misma luz que parecía consumir lentamente el precioso líquido que alguna vez
claro y diáfano fue. - ¡Tú eres un resucitado! – Balbuceaba una grande y cerril
calabaza que por poco aplastaba a la seta sin querer. Mientras se intentaba secar
el hongo sonrió y casi entre dientes murmuró. –Muy bajo estándar en tu
imaginario para un mesías, mi cucurbitáceo amigo. - El hongo notó que al lado
de la calabaza se encontraba un pepino el cual tenía la misma actitud. - ¡Solanáceas,
solanáceas! - A coro gritaba un cultivo de tomates y algunas berenjenas.
-siempre unidas, por algo han ganado tres veces la elección del presidente del
lago y los alrededores. - Dijo el pepino. -pero no han cumplido nada de lo
prometido-respondió sin pensar la calabaza. - ¿Qué es lo que prometieron? -
Indagó el hongo. – prometieron lo imposible y siempre dicen que les falta otro
periodo para lograrlo. Que nunca nos faltaría agua ¡ni en verano!, que íbamos a
perdurar aún más que nuestros ancestros. Pero fuimos ciegos, lo hemos sufrido y
lo hemos sabido siempre. ¿Por qué les creímos? - Se recriminaba el cucurbitáceo.
–tranquilo mi amigo. – Le consolaba la calabaza. –el sufrimiento, aunque no
acabará, al menos llegará alguien que nos ayude a mejorar un poco nuestras
condiciones. - Por cierto ¿a qué partido perteneces mi renacido amigo? - Le
preguntó la calabaza al hongo. – no pertenezco a ninguno de los ocho grupos que
aquí los están representando. –respondió el hongo. –soy un independiente, que no
busca desunir, busca aceptar las diferencias y entre todos, teniendo en cuenta
lo mejor de cada uno, y así consolidar una amalgama de colores, sabores y
exquisitez. En pocas palabras “la ensalada perfecta”. - Ese fue el discurso que
pronunció parado, estático, inmóvil y circunspecto. El resucitado ganó la
elección. Todo esto ocurrió mientras los vegetales se encontraban en el lavabo
de la cocina, mientras se enjuagaban para ser preparados. ¿Y la historia se
repetirá en el próximo mercado?
Y con el pasar del tiempo las Solanáceas siempre ganan las elecciones, cualquier parecido con la realidad...
ResponderEliminarjajajaj..sera?
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ResponderEliminarQué bonito cuento!!! Muy atinando.....
Me gustó lo de ser de pensamiento independiente con la capacidad de tomar lo mejor de cada quien y así formar la gran orquesta, eh perdón, ensalada 😁
ResponderEliminarQué bonito cuento!!! Muy atinando.....
Me gustó lo de ser de pensamiento independiente con la capacidad de tomar lo mejor de cada quien y así formar la gran orquesta, eh perdón, ensalada 😁
"La ensalada perfecta",esa es la carencia que tanto necesitamos.
ResponderEliminarMuy, pero muy buen cuento!
ResponderEliminarMe dejó perplejo el nivel de imaginación al momento de hablar metafóricamente, además del uso del buen léxico.
¡Muy bien!
Por momentos sentí como si estuviera leyendo "La inmiscusión Terrupta". Felicitaciones Né! =)
ResponderEliminarFastuosa forma de manifestar la carencia de democracia en el pais.
ResponderEliminarExcelente cuento!