jueves, 22 de marzo de 2018

El Final

Por: Santiago Jaramillo Gil 
Temática libre 


Sabía que ya solo le quedaban tres minutos para su Final. Sentía que era muy joven, que no merecía pasar por esto, que aun tenía muchas otras cosas por hacer en su vida. En silencio se mortificaba por todo aquello que pudo hacer y no hizo antes de llegar a este instante. Se cuestionaba qué tan malas tuvieron que ser las decisiones de su vida para haber llegado a este punto. “Tantos posibles caminos y justo elegí este”.

Hacía solo una semana que había visto su nombre en aquella macabra lista de sentenciados; ingenuamente quiso creer que este momento no llegaría, pero aquí estaba, solo quedaban dos minutos y ya no había marcha atrás, era imposible evadirlo, no tenía como eludir su destino. Sentía que el piso y todo lo que le rodeaba retumbaba a la par de los latidos de su corazón, cada vez más intensos y descontrolados. Sus temblorosas piernas ya no tenían fuerzas para sostenerlo de pie. El sudor de sus manos era tan frío que más que agua parecía hielo que se incrustaba dolorosamente en su piel.

Quedaba un minuto, aun nada había ocurrido pero el sufrimiento ya era insoportable. Intentó recordar todo aquello que pudiera serle útil para afrontar este momento pero a duras penas podía recordar su propio nombre; el miedo, los nervios y la ansiedad habían nublado su mente, la habían convertido en un lienzo en blanco, en una habitación vacía, en un silencio eterno. Ya solo le quedaba la resignación, afrontar con dignidad su destino. Sabía que estas eran las reglas del juego y que desde un principio las había aceptado.

Finalmente se abrió la puerta que había frente a él. Había llegado el momento. Cruzó la entrada y tomó asiento en la primera silla que vio sabiendo que su sentencia estaba lista. A los pocos segundos el mismo hombre que había abierto la puerta se paró firmemente frente a él, levantó la mirada y con vos gruesa sentenció: “Muchachos, su Examen Final de cálculo ha comenzado, tienen dos horas para entregarlo”.

Al Final sobrevivió, al final… pero a duras penas pudo recordar su propio nombre.

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