Temática libre
Los negros y blancos se pelearon en Londres durante la
primavera de 1851. La riña desfiguró el tacto de la guerra con sacrificios
extravagantes y pretendió coronar a los parciales vencedores como inmortales;
pese a la evidente mortalidad que expusieron sus inmolados compañeros. El mundo
se hizo cómplice de nuevas y cruentas batallas, fueron nuevos los escenarios,
nuevas las formas descubiertas pero siempre la misma bronca alimentando la
atrocidad. De La Habana a Nueva York y de Moscú a Berlín se pintó de blanco y
negro la efigie de la guerra. Bastaba con limpiar las masacres para comenzar de
nuevo.
La humanidad misma perdió la memoria de cuantas batallas se
habían librado, se dejó confundir en algo que parecía haber acompañado toda su
historia y estar soldado sin remedio a su naturaleza. Pero para aquellos que
saben recordar, sigue viva la mirada que desde d2 supo interpretar como iguales
a los rivales que aguardaban al frente, alineados por los mismos miedos
coloreados de otro tono. Es el recuerdo del apenas instante, del discurso que
plasmó la más breve batalla posible, la que termina sin haber empezado.
- ¡Nos tratan como peones! Pero si miramos atrás, a un paso
está el Rey.
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