viernes, 23 de marzo de 2018

Luces y Sombras

Por Adriana Lucia Ochoa Durán
Temática libre


En un lugar lejano y misterioso existía una criatura llamada Teo que amaba profundamente el lugar en el que se encontraba, (que era el mismo en el que a veces se perdía), este lugar estaba en medio de unas verdes colinas llenas de flores y de aromas, rodeado por un inmenso bosque de árboles que contaban antiguas historias sobre las luces y las sombras, esto era todo un misterio porque en este lugar las sombras no existían, Teo lo ocupaba todo, era como el aire, siempre en movimiento siempre activo, fácil de sentir pero difícil de ver; a Teo este lugar a veces se le hacia inmenso y a veces se le hacia diminuto, el tiempo para él nunca pasaba no existía ni el día ni la noche, le era muy difícil diferenciar dónde terminaba o dónde empezaba él en ese espacio en medio de los árboles.

Teo quería ver y sentir algo distinto de todo lo que conocía, quería en definitiva conocer las sombras, y por tanto pidió ayuda a sus amigos los árboles, estos le advirtieron de los peligros que corría si llamaban a las sombras, le dijeron que podía olvidar quién era, que podía olvidar su esencia, esto a Teo pareció no importarle pues era más grande su afán de conocer algo distinto que su temor a olvidar y perderse.

- Después de todo en medio de tanta luz tampoco sé quién soy, dijo Teo a los árboles para convencerles.

- Duerme, dijeron los arboles como en un susurro y Teo cayó en un profundo sueño.

Cuando despertó todo era oscuridad y frio, la luz ahora estaba solo en su memoria, aun no tenía miedo así que decidió moverse pensando que en algún lugar podría ver algo además de oscuridad, pero no fue así, al parecer no había nada más, los arboles tenían razón, Teo tenía miedo, había olvidado quién y qué era, lloro y mientras lloraba recordó a ese hermoso pajarillo azul que vio esconderse en sus bolsillos cuando aún dormía, lo saco cuidadosamente y lo primero que este hizo fue cantar, y cuando cantaba aparecían pequeñas vetas de luz, Teo asombrado sonrió y decidió cantarle a su corazón para que le recordara su esencia, entonces amaneció…

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