La Cacería de Lucy

Por Sandra Agudelo
Temática libre

Ella desesperada, salía de la casa y volvía a entrar, miraba hacia arriba de la despensa, y de nuevo salía de la casa. Yo estaba en la sala leyendo un libro y de pronto apareció de la nada y saltó sobre el sofá, giró en círculo y buscó su cama que se encontraba junto a la puerta que daba al patio de la casa. Con sus patas se rascaba la cara una y otra vez, y por fin se acomodó en su cama.

Ella estaba descansando con las patas hacia arriba. De repente abrió sus ojos verdes y brillantes, volteó su cuerpo y estuvo atenta, era como si supiera que algo iba a suceder; se quedó perpleja mirando debajo de la cómoda donde mi madre guarda la vajilla. Lentamente se levantó y caminó hacia la cómoda con su hocico sobre el suelo, parecía que algo había encontrado. Se detuvo y levantó su cola, agachó su cabeza sigilosamente y se quedó quieta por un buen rato; sus orejas estaban levantadas, atentas al ataque. Yo mientras tanto avanzaba en mi lectura. ¡BUUUM! Se escuchó un estruendo fuerte, la vajilla había caído al piso.

Yo me asombré con el ruido y me percaté de lo sucedido; encontré platos y pocillos en el suelo, pero no entendía que había pasado. Estaba ahí de pie analizando la situación, cuando sentí que algo pasó sobre mis pies. “¡Mamá! Quédate donde estás, Lucy está en cacería”- grité. En ese instante, vi como Lucy se abalanzó sobre él, con su pata izquierda lo golpeó, tirándolo sobre la pared; el golpe fue tal que no se pudo mover. Lucy se acercó con rapidez y lo presionó con sus patas delanteras, luego muy lentamente abrió su hocico y lo apretó con su mandíbula, y corriendo se fue para el patio. No sé qué pasó después, ni me lo quiero imaginar, solo sé que Lucy pudo atrapar ese ratón.