Donde Truena el Rayo

Por Fabrizio Daniel Pascacio Vázquez
Temática libre

—El rayo cuando truena resquebraja todos los vidrios frágiles que habitan en nuestra alma, por eso es por lo que el ser humano tiembla en donde truena el rayo. —¡Que cosas las tuyas vos! Mejor decímelo más simple; ahí donde truena el rayo es que está un cristiano agobiado por sus penas y con miedo, inseguro, inconsciente de su vivencia refugiado como un cobarde.

—Bueeeeeeno, en eso tenés razón, aquí lo importante es que veamos que sucede a nuestro alrededor. Ahora llueve demasiado e imagínate cuantos no han proyectado ya en estos días todas sus tristezas y llantos quebrados frente a la lluvia. Antes, los hombres eran los mismísimos rayos y ahora resulta que les tenemos miedo. Eso me decía mi abuelo, cuando me habló sobre los hombres rayo, pero… que lejos estamos de ellos. ¿Sabes…? Hace un tiempo, fui a visitar a una mi tía. Le llevé pastelitos, esos de manjar para que se pusiera contenta, se había estado comiendo a ella misma como una ermitaña durante largos años. Las cutículas de sus dedos las tenía peladas, ya casi no se le escuchaba reír y cuando lo hacía, era con media risa y como dice el cantor “delimitaba las primaveras”. Su mirada se cristalizaba en la sombra de su historia y como los sacerdotes se latigaba con sus pensamientos. Algún día le escuché decir que ella veía a los perros corriendo en la calle bajo la lluvia y bajo los truenos, pero que, en lugar de verlos temerosos, desafiaban a la naturaleza y a los hombres estando afuera, para ella eso era ser libre. Después de eso, jamás le escuché hablar sobre ello otra vez.

—¿Sobre los perros?

—No, sobre el ser libre. Le pregunté un día porque había dicho eso, sin embargo, jamás me contestó. Se quedó viendo en la lejanía, pero vi que su corazón latía endemoniadamente. Siempre que me voy, se queda viendo en la puerta, al cielo, dejando una parte de la vida en suspiros… Ya solamente es una flor triste.